Triunfo peronista que deja a Alberto Fernández a un paso de la Presidencia

El postulante del Frente de Todos se impuso por casi 15 puntos a Macri. La victoria se consolidó en casi todo el país.

fernandez

Peronazo. Nadie lo vio venir. La intensidad del voto a la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner convirtió lo que parecía ser una gran encuesta en un resultado casi definitorio. Que presume el regreso del peronismo al poder, en formato del Frente de Todos.

La espectacularidad del resultado se formateó de norte a sur, de este a oeste. Salvo algunos islotes (Córdoba y ciudad de Buenos Aires), la ventaja del peronismo no supo de vaivenes ni diferencias territoriales. No sólo fracasó el macrismo, también fracasaron los encuestadores. Ninguno se acercó, ni por asomo, a los casi 15 puntos de diferencia que separaron a Fernández de Mauricio Macri.

«Es la economía, estúpido», le susurraron alguna vez a Bill Clinton. Alguien cercano al presidente debería recordarle esa aseveración. La ola amarilla que le dio una segunda oportunidad a Cambiemos (así se llamaba el espacio oficialista) convirtió al 2017 en un trampolín para renovar la Presidencia. Pero, dos años después, aquellos polvos mutaron en estos lodos. Un corto ciclo.

La caída estrepitosa de la economía argentina explica la derrota macrista, tanto como la inteligencia peronista para construir la unidad en la diversidad. Y otro movimiento fue definitorio: el corrimiento de Cristina Kirchner de los primeros planos hacia cierta lateralidad. Se mantuvo en la escalera, pero bajó un escalón.

La millonada de votos que recogió Fernández convirtió a las primarias casi en un final de juego. La política es el arte de lo posible, aunque a veces se producen algunos episodios que rompen esa lógica. Salvo un acontecimiento impensado, anormal y fuera de toda expectativa, Fernández se convertirá en el próximo presidente de los argentinos y las argentinas.

La performance nacional de la tercera fuerza, encabezada por Roberto Lavagna, no deja mucho para rascar en esa olla. Debería haber una mutación casi absoluta de los votos de Lavagna, José Espert y de nuevos votantes para que el presidente de la Nación movilice la taba. Un milagro.

La victoria nacional del Frente de Todos tuvo su impacto en Santa Fe, territorio en el que el peronismo volvió a dominar la escena. Le sacó diez puntos de diferencia a Juntos para el Cambio, exactamente al revés de lo que habían publicado algunos medios nacionales. En Rosario, la victoria peronista fue abrumadora.

Curiosamente, incluyendo las elecciones provinciales, Rosario fue la capital del peronismo, menos en la categoría a intendente. Pablo Javkin, del Frente Progresista, representa la excepcionalidad a la saga peronista. Santa Fe fue el germen del prospecto de unidad que elaboró el justicialismo. La tan mentada «unidad en la diversidad» que luego se formateó a nivel nacional, con la incorporación del Frente Renovador, entre otros satélites del panperonismo.

Los seguidores de la fórmula Fernández-CFK no ocultaron la euforia por la victoria. El candidato presidencial los incentivó a redoblar los esfuerzos de cara a octubre.
Los seguidores de la fórmula Fernández-CFK no ocultaron la euforia por la victoria. El candidato presidencial los incentivó a redoblar los esfuerzos de cara a octubre.

Pero, una de las explicaciones más empíricas de la victoria peronista está en la provincia de Buenos Aires. Fue arrollador el triunfo peronista a presidente y a la Gobernación. Se cayó como un piano la forzada imagen construida en torno a María Eugenia Vidal. Los bonaerenses no quieren saber más nada con el macrismo, a quien le dio la oportunidad de derrotar al peronismo en 2015, tras largas décadas de coloratura peronista.

Axel Kicillof construyó una campaña impecable, sin grandes gastos, casi sin promesas, pero con una lógica de acercamiento real en el mano a mano con los bonaerenses. Fue el dueño de un triunfo fulgurante.

Los coucheos exagerados de los cuales hizo uso Vidal terminaron por saturar a los electores de la principal provincia. Y el peronismo abraza el regreso a ese distrito.

   A diferencia de 2015, en el ballottage, la Región Centro no le dio las dos manos a Macri. Ni de lejos. El peronismo ganó Entre Ríos, además de Santa Fe. Sólo la provincia de Córdoba le revalidó la confianza a Macri. Allí ganó por casi 18 puntos. Entre las provincias cuantitativamente calificadas, Mendoza le otorgó la victoria al Frente de Todos, pese a que el gobernador mendocino es el presidente del radicalismo, aliado a Macri. Al fin, la UCR fue otra de las grandes derrotadas.

   Amanece el país con una certeza y una inquietud. La certidumbre vino de la mano de la victoria opositora. La duda está instalada en el comportamiento de “los mercados”, ese eufemismo que se corporiza en medio de cada crisis.

   Luego de la derrota, el gobierno deberá llevar garantías de gobernabilidad y evitar que todo vuelva a volar por los aires. Pero, ese es otro tema. En el aquí y ahora, el país comienza un tiempo de transición política que deberá conducir hacia diciembre. Si las chances de ser reelecto se esfumaron para Macri como la arena en medio del vendaval, el presidente deberá tener el objetivo de convertirse en el primer jefe de Estado que cumple su mandato.

   De ahora en más, comienza otra campaña, otra historia. Fernández deberá construir el fernandismo. El candidato peronista no tiene una estructura poderosa capaz de enfrentar hoy internamente el peso de otras vertientes. Se apoyará en el peso de los gobernadores para evitar ceder territorio ante el kirchnerismo e intentará construir un espacio propio con otras vertientes. No fue casual la reivindicación que hizo anoche de Raúl Alfonsín.

   El presidente reunió a su gabinete, y nadie descartaba en su entorno la inminencia de algunas renuncias. El que podría dejar el cargo es el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, uno de los mariscales de la derrota por la mala gestión en un área clave. Tampoco queda bien parado el jefe de Gabinete, Marcos peña, quien, además, fue el jefe de campaña del presidente. Hasta último momento filtraban desde Casa Rosada encuestas que, a la luz de los resultados, parecen cómicas.

   “Hemos tenido una mala elección y eso nos obliga a partir de mañana a redoblar el esfuerzo para que en octubre consigamos el apoyo para continuar con el cambio”, dijo Macri, visiblemente golpeado por los resultados.

   “El nivel de dificultades que tuvimos y enfrentamos llevó a que haya mucha angustia y mucha duda. Pero es muy importante que sigamos hacia adelante. Estoy acá porque amo este país. Y creo en lo que todos podemos hacer. Pero aislados del mundo no tenemos futuro, tenemos que ser parte del mundo”, intentó arengar Macri a sus partidarios, que lejos estaban de ensayar alguna manifestación de expectativa. Luego protagonizó una insólita conferencia de prensa, intentando modificar los ánimos. . También le pidió a la oposición “responsabilidad, especialmente a aquellos que hoy han recibido más apoyo en los votos”, en relación a los Fernández.

   Uno de los marcados errores a la hora de los pronósticos tuvo que ver con la provincia de Santa Fe. El jueves pasado, en el diario La Nación, uno de los columnistas estrella escribió que, desde Balcarce 50, manejaban una encuesta que le daba ganador a Juntos por el Cambio por diez puntos. La realidad fue diametralmente opuesta: en la provincia triunfó la dupla Fernández-Cristina por diez puntos.

   En Rosario, hubo casi veinte puntos de diferencia, justificados territorialmente para el Frente de Todos en la performance lograda en los barrios y el macrocentro de la ciudad. Triste derrotero del macrismo en Santa Fe: perdió las elecciones a intendente de la ciudad capital, cayó en las elecciones a gobernador y perdió las Paso presidenciales. En 2017, había ganado cómodamente en todas las categorías.

   Desde ayer, la alegría pasó a la vereda peronista. “A partir de hoy se terminó el concepto de venganza y grieta”, bramó el ex jefe de Gabinete, impensado potencial presidente de la Nación, si es que logra confirmar la victoria el 27 de octubre próximo.

   En un video, grabado en Santa Cruz, Cristina Kirchner, dejó su testimonio: “Felicitaciones para todos y todas los que han apoyado esta propuesta. Los argentinos y argentinas hemos dejado de ser felices, son demasiado grandes las tensiones. Por eso quiero agradecerles”.

   Ayer, entre tanto subtexto y trazos gruesos, pareció deconstruirse el cese del macrismo. Pareció ser el fin de la ola amarilla. Pero eso se sabrá en octubre.

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